Con esta actividad vamos a fomentar el
cuidado, la observación y el respecto por los animales, pero para ello, necesitamos que un
adulto los acompañe en toda su experiencia.
Busca un caracol y observa con el
niño las características de su entorno, y las condiciones mínimas que debe
tener el lugar donde viva. Colócalo en una caja con agujeros para su
ventilación y una tapadera transparente. Pon una hoja de lechuga. Será
responsabilidad del niño cambiarla a diario (bajo supervisión y ayuda de un
adulto).
Examinad las señales que deja el
animal al comer la lechuga. Pulverizar con agua y observar las reacciones del
caracol. Mirad el rastro que deja el animal al desplazarse y de qué forma lo
hace.
Una vez terminadas las
observaciones, llevar de nuevo el caracol al entorno en el que se encontró.
Con esto el niño aprenderá a cuidar y respetar los animales, conociendo lo que comen y su forma de vivir.
Nota: Si bien se ha realizado la actividad con un caracol, también se puede
llevar a cabo con otro tipo de animal que se encuentre cerca y se pueda cuidar
en casa unos días.
(Atención: Toda la actividad debe ser supervisada constantemente por un
adulto)
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